Tratando de estar más presente

Gonzalo Recalde
3 min readMar 28, 2021

Hace menos de 10 días tomé una decisión que me costó un tiempo tomar, algo que puede parecer demasiado fácil a simple vista pero que a veces por enredos mentales no lo hacemos. Decidí apagar todas las notificaciones de mi whatsapp en el celular y computadora. Capaz para algunos no sea la gran cosa, pero para mí es un paso importante. ¿Por qué? Porque whatsapp me quitaba presencia en lo que sea que hacía, en diferentes momentos del día.

Conversando con una amiga, debatimos sobre la ansiedad que a veces nos genera nuestro teléfono, la ansiedad que aparece al solo ver que alguien nos escribió y la imperiosa necesidad de responder lo antes posible.

En mi círculo laboral, whatsapp es prácticamente herramienta de trabajo, que usamos en todo momento para hacer pedidos, enviar actualizaciones o coordinar acciones. A veces me impresiona la cantidad de mensajes privados y en grupos que llegan por temas laborales durante una jornada. Es como un bombardeo constante del que no podés escapar.

Lo que más me molesta de whatsapp es que pretende dar el mensaje de: siempre estoy disponible, escribime cuando quieras y te respondo cuanto antes. Se aplica para temas laborales y personales. Y no, hay veces que no estoy disponible.

El doble check confirma a la otra persona que le llegó tu mensaje, si tenés activado el check azul, hasta te confirma cuándo lo llegó. El “en línea” es como un aviso de “está conetado pero todavía no te está respondiendo”.

Hace un tiempo para acá me di cuenta de lo pendiente que estaba revisando mis mensajes de whatsapp en el día a día. A veces no era necesario que llegue una notificación para entrar a la aplicación; solo entraba para chequear si había algo en algún grupo que capaz esté silenciado y estaban hablando de algo interesante.

Asimismo, cuando me llegaba una notificación de un mensaje privado, no importaba si estaba haciendo un esfuerzo para estar concentrado redactando un artículo, armando una presentación o pensando en una estrategia, automáticamente toda mi atención se iba a esa notificación que acababa de aparecer en mi pantalla. Y eso afectaba mi productividad y mi nivel de presencia, tanto en el trabajo como en mi tiempo libre con mis amigos.

Cuando una amiga me contó que apagó sus notificaciones de whatsapp, mi primera reacción fue: “Yo no podría hacer eso, porque uso whatsapp todo el día para temas laborales, no puedo no estar pendiente de eso”. Sin embargo, decidó darle una prueba, y sencillamente, con unos pocos días de experiencia, tengo que admitir que no extraño para nada las notificaciones de whatsapp.

Me di cuenta de que nada es tan urgente como para estar pendiente 24/7 de una aplicación. Lo que sea puede esperar 10, 15 o 20 minutos cuando decidas volver a conectarte, pero eso es lo importante: cuando vos decidas hacerlo. Además, si algo es verdaderamente urgente, directamente te llamarán, así que no hay mucho de qué preocuparse.

Al final del día, es un intento para estar más presente en lo que sea que hagamos: trabajar, descansar, leer, escuchar una música, ver una película, conversar con un amigo, entre muchas otras. Por ahora voy a seguir así, puede que en el futuro cambie de opinión de vuelta. ¿Quién sabe?

*A nadie: Apagar las notificaciones de whatsapp se suma a una serie de muchas otras acciones que tomé para evitar esa ansiedad tecnológica, como apagar las notificaciones molestosas de apps como Facebook, Twitter e Instagram, como también desactivar las notificaciones de mails laborales en mi celular y tener el teléfono siempre en silencio, entre otras.

Gonzalo Recalde

Estudiante de Comunicación. Buscando el sentido a lo que hago.